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Un diseño bonito, no lo es todo

Uno de los objetivos básicos de las marcas es impactar la vida de las personas, marcar grandes o pequeños momentos y sobre todo permanecer en sus pensamientos y emociones.

Esto se logra a través de una comunicación asertiva, en la que todos los involucrados deben entender la retórica del mensaje que se va a desarrollar, es decir, deben tener la capacidad de otorgar al mensaje esa eficacia para deleitar, conmover o persuadir a los receptores.

Como ya sabemos, los públicos a los que nos dirigimos son distintos entre sí, por lo que no necesariamente un mensaje va a transmitir lo mismo en general, cada mensaje se desarrolla en un contexto diferente y por lo tanto se comunica de diversas maneras. 

La retórica en el diseño gráfico, podría considerarse una técnica para poder expresar un discurso visual de la manera más adecuada y que tenga como fin persuadir a un público específico.

Para ello, nos debemos preguntar ¿qué comunica la marca?, una vez que se está consciente de ello, el diseñador gráfico podrá lograr el éxito persuasivo deseado a través de figuras retóricas, lo cual se refiere al empleo de:

           Metáfora: Comparación de elementos.

           Personificación: Cualidades humanas a objetos.

           Hipérbole: Muestra una exageración.

           Metonimia: Designar una idea con el nombre de otra.

           Anacoluto: Insertar un elemento aparentemente fuera de contexto.

           Elipsis: Omitir algún elemento con el objetivo de conseguir mayor énfasis.

           Sinécdoque: Designa a una parte de una persona u objeto, por el nombre del todo o viceversa.

           Antítesis: Utiliza términos antónimos.

           Símil: Comparar elementos para dar una idea. 

Las más utilizadas son las tres primeras (metáfora, personificación e hipérbole).

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